06/02/2019 - Información general
Este es el objetivo de un estudio que se inicia en el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas bajo el liderazgo de la Dra. Patricia Robledo, investigadora del Grupo de investigación en farmacología integrada y neurociencia de sistemas. El proyecto, financiado por el Plan Nacional Sobre Drogas, evaluará si un tratamiento con probióticos puede evitar el consumo excesivo de alcohol o prevenir la recaída cuando la adicción ya se ha desarrollado.
"El consumo excesivo de alcohol induce adicción y dependencia, dos procesos que han sido asociados a cambios en múltiples sistemas de neurotransmisión en el sistema nervioso central. Estas alteraciones pueden persistir después de la desintoxicación y provocar la recaída cuando aparecen estímulos asociados al consumo de alcohol" explica la Dra. Patricia Robledo.
Los intestinos y el cerebro se comunican mediante un complejo sistema de señalización denominado eje intestino-cerebro, donde la microbiota tiene un rol fundamental. Varios estudios han mostrado que el alcoholismo y la adicción a la cocaína inducen cambios en la composición de la microbiota intestinal, y otros estudios sugieren que la microbiota intestinal podría influir en cierta medida en el desarrollo de conductas adictivas. Sin embargo, aún no se ha podido demostrar si las modificaciones de la microbiota inducidas por un consumo crónico de alcohol, podrían contribuir en los procesos de recaída.
La recaída es un trastorno crónico y recidivante difícil de tratar y que supone una gran carga para el sistema de salud pública. "En nuestro proyecto trabajaremos con modelos animales y estudiaremos si la optimización de la microbiota intestinal con un tratamiento con pre / probióticos desde la gestación previene el consumo excesivo de alcohol en la adolescencia y evaluaremos si el tratamiento con pre / probióticos previene la recaída cuando ya se haya desarrollado un patrón de consumo excesivo de alcohol en la vida adulta "explica la Dra. Robledo. En ambos casos, el estudio evaluará también las posibles diferencias existentes entre machos y hembras y se correlacionarán las modificaciones conductuales con cambios en sistemas de neurotransmisión implicados en estos procesos.
El consumo de alcohol en menores es un tema de especial relevancia, ya que, últimamente, se ha incrementado el porcentaje de menores de 15 a 17 años y mujeres jóvenes que abusan del alcohol en grandes cantidades durante pocas horas, siguiendo un patrón de consumo por atracón que puede acelerar el proceso adictivo. Lamentablemente, actualmente existen pocos tratamientos que puedan prevenir el desarrollo de un consumo excesivo de alcohol y prevenir la adicción en las poblaciones más vulnerables, como son los adolescentes y las mujeres jóvenes.
Foto: Bacteria images. Pixabay
La microbiota intestinal
La microbiota es la población de microorganismos (bacterias, virus y hongos, entre otros), que habita de manera simbiótica en nuestro organismo. La cantidad de bacterias que habitan en el cuerpo humano es del mismo orden que su número de células, y es en el colon donde hay una concentración microbiana más elevada.
La composición de la microbiota establece durante los primeros años de vida. Una vez establecida, la microbiota de un adulto es relativamente estable, pero pueden haber modulaciones en su composición cuando se producen alteraciones de la dieta, cambios de estilo de vida, o el uso de fármacos.
Existen múltiples evidencias científicas que indican que la microbiota intestinal regula muchos aspectos de la fisiología de su huésped. Así, una microbiota sana (eubiosi) contribuye a la salud global del huésped mientras que las alteraciones en su composición (disbiosis) han sido asociadas al desarrollo de múltiples patologías intestinales (síndrome de colon irritable, celiaquía, etc.) y extra-intestinales, tan diversas como enfermedades autoinmunes, cardiovasculares, alérgicas o problemas cognitivos y emocionales.
Varios estudios demuestran los efectos beneficiosos del uso de prebióticos y probióticos para el mantenimiento de una microbiota sana. Así, los probióticos son microorganismos vivos que se encuentran en ciertos fermentados (como el yogur, kéfir, miso o kimchi, entre otros), o se pueden consumir como suplementos alimenticios. Los prebióticos, en cambio, son componentes no digeribles (fibras) de los alimentos que promueven el crecimiento selectivo de bacterias autóctonas beneficiosas de la microbiota. También hay alimentos y complementos que tienen una combinación de probióticos y prebióticos, que se denominan simbióticos.
El conocimiento sobre la microbiota intestinal ha crecido exponencialmente en los últimos años y toda la comunidad científica es consciente del gran impacto de la microbiota intestinal en la salud humana. Sin embargo, aún quedan muchas incógnitas por desvelar sobre la interrelación entre la microbiota y nuestro organismo, que podrían ayudar a enfocar desde otra vertiente el tratamiento de ciertas patologías.
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